Down with the sickness (2 años atras...)

Un año había pasado desde que Valme abandonó la orden Jedi. Un año bien podía ser poco tiempo, pero dependiendo de la perspectiva, también podría ser mucho. Valme lo sintió como una década, pues cuando pasa sola tanto tiempo... sin siquiera hablar con los animales, perdía la noción del tiempo, ¿en qué fecha estaban? ¿qué ocurría en la galaxia? La peliroja no tenía idea de nada; demasiado ocupada se encontraba lidiando con sus propios sentimientos.

Siempre fue una persona emocional, y eso, pese a todos los regaños que recibía por parte de sus superiores, fue algo que por más que tratase de mejorar simplemente no podía hacerlo. ¡Ahora comprendía todo lo que le trataron de explicar todos esos años! - Es una verdadera molestia. - Dijo para sí misma, pero en voz alta.
Valme no quería sentir más. Luego de la traición que sufrió por parte de su maestro, fue incapaz de perdonar y sentir algo más que frustración, y una serie de sentimientos negativos. Aquello fue suficiente para obligarle a dejar la orden. La ex Jedi ahora tenía que lidiar con una serie de sensaciones que jamás había sentido antes: Odio, frustración, tristeza. Cuando era padawan, incluso siendo más niña, su mente nunca tuvo cabida a esa clase de emociones, a lo más podía frustrarse por no conseguir efectuar alguna técnica, o por sus errores, pero era algo muy lejano a lo que sentía ahora mismo. Sentía enloquecer cada vez que la punzada en su pecho, lleno de dolor, le cortaba la respiración, e incluso sin desearlo las lágrimas escapaban traviesas por sus mejillas. Lo odiaba. Odiaba todo lo relacionado con Shigo Kataki y la orden Jedi, pero sobre todo odiaba todo lo que tuviese relación con ella y los sentimientos que habían crecido a lo largo de los años hacia su antiguo maestro.  

Su mente comenzó a divagar, rememorando una y otra vez aquel día cuando se fue del lado de su maestro. Cada vez que recordaba iba sintiendo todavía más fuerte las emociones negativas dentro de ella. No lo deseaba, le asustaba en sobremanera. Valme, siempre honorable, alegre y pacífica, jamás imaginaría encontrarse en esta mediocre situación; ahora no era ni la sombra de lo que fue antes, y por algún motivo pensaba que incluso así podía empeorar. Negó con su cabeza, repitiéndose mentalmente que no debía caer más bajo, que debía reponerse.

Es de esa forma en que llegó a los bosques de Endor. Un sitio solitario, apenas podía sentir el silencio, pues era un planeta totalmente inhabitable, perfecto para su tortuosa soledad. No tenía idea donde estaba, no tenía idea con qué podía toparse, pero en realidad no le importaba demasiado. No poseía nada para defenderse, salvo sus habilidades con la fuerza; los sables de luz que tanto adoraba en el pasado, los dejó tirados cuando su maestro le dio la espalda, y ella acabó abandonando, terminando por viajar sin parar, adentrándose en las profundidades de su tristeza y soledad.
Suspiró intranquila, de algún modo se sentía incómoda, como si una fuerza mayor le estuviese observando. Pero era imposible, se repetía mentalmente, tratando de restar importancia a la presión que sentía dentro de ella, como si sus entrañas gritaran desde dentro algún futuro peligro en el que podía verse perjudicada.

Se sentó entonces en una roca, buscando descansar antes de partir en su nave; siempre que mantuviera la mente ocupada podía al menos aminorar la negatividad de su interior.